Las peleas entre hermanos suelen aumentar durante las vacaciones de verano: el mayor tiempo juntos y la ausencia de una rutina diaria pueden acabar provocando problemas familiares ya que se multiplican las ocasiones de interacción entre sus miembros. Además, durante las vacaciones, la falta de un programa diario puede acabar generando estrés y aburrimiento en los niños. Y cuando esto sucede es más probable que se desarrollen conflictos entre hermanos.