Las mujeres españolas siguen siendo las principales responsables del trabajo de cuidados en el hogar, una realidad que se mantiene a pesar de los avances en la igualdad de género. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el 86% de las mujeres dedican más de 20 horas semanales a tareas no remuneradas como el cuidado de hijos, ancianos o la gestión del hogar, mientras que solo el 57% de los hombres alcanza esa dedicación. Esta situación no solo impacta su desarrollo profesional, sino también su bienestar mental y emocional.
Carga invisible y salud mental: un binomio preocupante
La «doble jornada» que viven muchas mujeres, al combinar responsabilidades laborales y domésticas, está teniendo consecuencias graves a nivel psicológico. Según un estudio reciente del Instituto de la Mujer, más del 60% de las mujeres españolas manifiestan sentirse estresadas o agotadas mentalmente debido a la carga de cuidados que asumen. Este agotamiento no se limita a un cansancio físico, sino que se traduce en problemas más profundos de salud mental, como ansiedad, depresión y burnout.
El estrés relacionado con la conciliación entre la vida laboral y personal es sin duda uno de sus principales motivos para iniciar un proceso psicológico. La imposibilidad de “desconectar” tras la jornada laboral debido a las obligaciones del hogar contribuye al desgaste emocional, agravando el malestar.
«El trabajo como cuidadora implica muchas veces un esfuerzo emocional invisible que no se valora ni se reconoce como debería», explica Silvia dal Ben, psicóloga y directora clínica de Unobravo. «Esta sobrecarga afecta directamente la autoestima de las mujeres que se ven incapaces de cumplir con todas las expectativas que se les imponen, tanto a nivel profesional como personal».
Impacto en la carrera profesional
El impacto de la carga de cuidados sobre la carrera profesional de las mujeres también es significativo. Muchas de ellas se ven obligadas a reducir su jornada laboral, rechazar promociones o incluso abandonar su carrera profesional para atender las necesidades familiares. Esto no solo contribuye a la brecha salarial de género, sino que también afecta su desarrollo personal y profesional, generando frustración y una sensación de pérdida de oportunidades.
«El coste profesional que pagan las mujeres por asumir estas responsabilidades afecta a su bienestar mental a largo plazo», añade Dal Ben. «Muchas de ellas se sienten atrapadas entre su ambición profesional y su deber como cuidadoras, lo que alimenta sentimientos de culpa e insuficiencia.»
Consecuencias psicológicas en las relaciones personales y profesionales
Además del impacto directo en su salud mental y carrera, la sobrecarga de cuidados afecta las relaciones interpersonales de las mujeres, tanto en el ámbito personal como en el profesional.
- En el ámbito personal, la continua presión para equilibrar la vida laboral con las responsabilidades domésticas puede generar conflictos con sus parejas y familiares. El estrés acumulado a menudo se traduce en irritabilidad y falta de paciencia, lo que puede deteriorar la comunicación dentro del hogar. La sensación de que no reciben el apoyo necesario por parte de sus parejas o familiares puede crear resentimiento y distanciamiento emocional. «Cuando una mujer se siente desbordada por la carga de cuidados, su energía emocional disminuye, lo que afecta la calidad de sus relaciones cercanas», afirma Dal Ben. Además, este agotamiento puede afectar la vida sexual y la intimidad, generando una barrera emocional difícil de superar sin un apoyo adecuado.
- En el ámbito profesional, el estrés generado por la doble jornada también repercute en las relaciones con compañeros y jefes. Las mujeres que sufren de agotamiento por las responsabilidades del hogar pueden experimentar dificultades para concentrarse, lo que afecta su rendimiento laboral. Esto, a su vez, puede generar tensiones en el trabajo, ya que los errores o la falta de disponibilidad pueden ser mal interpretados como falta de compromiso o profesionalismo. «El agotamiento emocional puede dificultar la capacidad de las mujeres para gestionar el trabajo en equipo y resolver conflictos de manera eficaz», añade la directora clínica de Unobravo.
Riesgos a nivel de salud mental
Los riesgos de salud mental asociados con esta sobrecarga son numerosos. Según datos de la Organización Mundial de laSalud (OMS), las mujeres tienen el doble de probabilidades que los hombres de sufrir depresión, y el estrés crónico es uno de los principales factores de riesgo. En el contexto español, un informe del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) reveló que el 30% de las mujeres que desempeñan trabajos de cuidado no remunerado experimentan niveles elevados de ansiedad.
Entre los problemas de salud mental más frecuentes relacionados con la sobrecarga de cuidados o síndrome del cuidador, se incluyen:
- Ansiedad y estrés crónico: La preocupación constante por cumplir con múltiples roles y responsabilidades puede desencadenar ansiedad persistente, con síntomas como nerviosismo, insomnio y tensión muscular.
- Depresión: El sentimiento de no poder alcanzar las expectativas impuestas, tanto en el trabajo como en el hogar, puede llevar a un estado depresivo.
- Burnout: La sobrecarga prolongada sin el tiempo necesario para el autocuidado lleva al agotamiento emocional y físico extremo, lo que se conoce como «síndrome del cuidador».
- Problemas de autoestima: La falta de tiempo para el desarrollo personal y el autoabandono también contribuyen a una sensación de pérdida de valor personal, baja autoestima y autopercepción negativa.
Cómo afrontar la sobrecarga con ayuda psicológica
Afortunadamente, hay estrategias y enfoques terapéuticos que pueden ayudar a las mujeres a afrontar esta sobrecarga y sus consecuencias psicológicas. En Unobravo, se utilizan varios enfoques psicológicos que han demostrado ser eficaces para mejorar la salud mental en mujeres que se encuentran bajo una doble carga:
- Terapia cognitivo-conductual (TCC): Este enfoque ayuda a las mujeres a identificar y cambiar patrones de pensamiento negativos y poco realistas que alimentan su estrés. La TCC puede ser especialmente útil para tratar la ansiedad y la depresión al fomentar un enfoque más equilibrado y realista sobre las responsabilidades y expectativas.
- Terapia de aceptación y compromiso (ACT): La ACT se enfoca en aceptar las emociones difíciles que surgen por la sobrecarga de trabajo, mientras ayuda a las mujeres a comprometerse con acciones que mejoren su bienestar. Esta terapia pone un fuerte énfasis en la flexibilidad psicológica y el desarrollo de una vida con sentido, incluso en medio de la adversidad.
- Terapia basada en mindfulness: El mindfulness enseña a las mujeres a gestionar el estrés a través de la atención plena y la conciencia del momento presente. La práctica regular del mindfulness ha demostrado reducir significativamente los síntomas de estrés y burnout.
- Terapia centrada en la solución: Se enfoca en encontrar soluciones prácticas y viables a los problemas actuales que enfrentan las mujeres en su vida diaria, como el manejo del tiempo, la delegación de tareas y la redistribución de las responsabilidades familiares.
Es urgente que como sociedad se reconozca el valor del trabajo de cuidado y que se implementen políticas de apoyo que permitan una mejor distribución de estas responsabilidades entre hombres y mujeres. Al mismo tiempo, es fundamental que las mujeres que sufren los efectos de esta sobrecarga reciban apoyo psicológico adecuado para proteger su salud mental, sus relaciones y bienestar emocional.
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