Para muchos españoles las vacaciones están llegando a su fin, o son ya un recuerdo lejano. La gente abandona a regañadientes sus lugares de vacaciones para volver a la ciudad y sumergirse de nuevo en la rutina diaria. Al deshacer involuntariamente las maletas, uno puede encontrarse también con otro tipo de equipaje: sentimientos de tristeza profundos, ansiedad o agotamiento. Es culpa de lo que los anglosajones llaman post-vacation blues, que nosotros llamamos síndrome postvacacional, un fenómeno muy extendido que afecta a millones de personas cada año.
Síndrome postvacacional: ¿qué es?
Llamamos síndrome postvacacional a la sensación de malestar físico y psicológico que se produce al volver de vacaciones. Bajar el ritmo, desconectar y dedicarse a actividades relajantes y gratificantes, para luego verse catapultado de nuevo a los ritmos frenéticos de la vida cotidiana, puede suponer un choque importante para muchos y dar lugar a una sensación de profundo malestar. No se trata de una patología real, sino más bien de una condición psicológica transitoria, una respuesta del organismo al estrés de tener que volver a los ritmos de los días laborables y readaptarse a una rutina diaria de responsabilidades, compromisos y obligaciones. Aunque temporal y destinada a desaparecer en pocas semanas, la depresión postvacacional puede dificultar el desempeño de las actividades cotidianas y laborales, sobre todo en los días inmediatamente posteriores al regreso.
¿Cuál es su origen?
«La depresión postvacacional es un trastorno estrechamente relacionado con el síndrome de adaptación, que surge siempre que nos enfrentamos a un cambio significativo en nuestro estilo de vida. Cuando estamos de vacaciones, tendemos a dejar de lado las preocupaciones cotidianas y los pensamientos que pueden causarnos ansiedad y nos sumergimos en un estado de serenidad y relajación totales. Con la vuelta a la rutina, de repente nos vemos obligados a empezar a hacer malabarismos con los numerosos compromisos familiares, laborales o escolares que caracterizan nuestra vida diaria. Esta transición, sobre todo si es repentina, puede ser fuente de gran estrés», comenta Silvia Dal Ben, psicoterapeuta y directora clínica para España del servicio de psicología online Unobravo.
«El síndrome postvacacional es una respuesta natural a todos esos retos a los que cada uno de nosotros se enfrenta al final de las vacaciones y puede atribuirse a muchos factores diferentes. A menudo el regreso de las vacaciones marca el final de la total despreocupación de la que habíamos disfrutado hasta entonces y la vuelta a las obligaciones y responsabilidades que probablemente habíamos dejado de lado. La separación de amigos, familiares o nuevos conocidos que nos acompañaron durante las vacaciones también puede contribuir a un sentimiento de melancolía postvacacional. Si hemos adoptado un estilo de vida más indulgente y quizás incluso nos hemos permitido algunos excesos inusuales para nosotros, podemos sentirnos agotados y poco preparados para retomar nuestros antiguos hábitos.
“La vuelta al trabajo es sin duda uno de los factores que más afectan: tener que hacer frente a la rutina diaria, a las tareas pendientes y a los correos electrónicos que se han acumulado durante los días de ausencia puede resultar abrumador para algunos y generar mucho estrés y ansiedad», añade Dal Ben.
Síntomas del síndrome postvacacional
El síndrome postvacacional puede manifestarse a través de una serie de síntomas tanto físicos como psicológicos. Desde el punto de vista físico, algunas de las manifestaciones más comunes son el cansancio, el mareo, la dificultad para concentrarse y la fatiga general. A menudo, debido a la tensión acumulada durante la reanudación de las actividades cotidianas, pueden aparecer migrañas y dolores musculares. En algunas personas pueden aparecer problemas del sueño como el insomnio, hipersomnia o falta de apetito, y la digestión también puede resultar más difícil debido a que el estrés ralentiza el sistema digestivo. Pero no sólo el cuerpo sufre el síndrome de reincorporación: esta afección también puede tener intensas repercusiones en la psique. La preocupación por la vuelta al trabajo o por las tareas cotidianas puede hacernos sentir estresados y ansiosos. La irritabilidad, el nerviosismo y los cambios de humor también son síntomas generalizados. Muchos también pueden experimentar un sentimiento general de vacío y tristeza debido a la nostalgia de las experiencias positivas vividas durante las vacaciones.
Vivir mejor la vuelta de vacaciones con estos 10 consejos
Existen algunos pequeños trucos que pueden ayudarnos a sobrellevar mejor la vuelta a la rutina diaria. He aquí un decálogo de consejos para vivir la vuelta de forma más serena y consciente y vencer la depresión postvacacional.
- Reincorporación gradual: concederse unos días de adaptación antes de sumergirse por completo en la rutina habitual puede ser de gran ayuda para reducir la ansiedad y sentir menos estrés a la vuelta. Puede ser útil volver de vacaciones unos días antes de que éstas terminen realmente, para tener tiempo de prepararnos con calma para la reanudación, acostumbrarnos a la rutina de forma más relajada y retomar las actividades laborales de forma gradual
- “Me time”: si durante las vacaciones nos hemos dedicado tiempo a nosotros mismos, no nos privemos de él por completo a la vuelta. Sigamos haciéndonos un hueco para dedicarlo a actividades gratificantes para nosotros mismos y a hacer lo que nos gusta y nos hace sentir bien
- Sueño y alimentación: retomar una dieta correcta y una buena rutina de sueño es esencial, sobre todo si nos hemos permitido algunos excesos o hemos alterado nuestros ritmos durante las vacaciones. La respiración diafragmática y la meditación o el mindfulness, por ejemplo, pueden ayudarnos a relajarnos y a adaptarnos a los nuevos ritmos de sueño-vigilia
- Relaciones sociales: sigamos en contacto con la gente que conocimos en vacaciones y quedemos con los amigos de nuestra ciudad. Cultivar las relaciones y estar en compañía de los seres queridos son buenos antídotos contra el estrés de la vuelta a casa
- Actividades al aire libre: siempre que el tiempo lo permita, dedicar el fin de semana a actividades al aire libre puede ser una auténtica panacea. Un paseo por la naturaleza, una excursión por la montaña, un viaje a la playa o un fin de semana fuera de la ciudad pueden darnos la sensación de que las vacaciones aún no han terminado y prolongar sus beneficios
- Sport y fitness: mantener una actividad física regular, evitando el sedentarismo. Volver al gimnasio o hacer deporte a la vuelta de vacaciones ayudará a mantener el cuerpo activo y a reducir el estrés
- Hobby: cultivar las pasiones y aficiones descubiertas o redescubiertas durante las vacaciones puede ayudarnos no sólo a vivir mejor durante la fase de retorno, sino también a estimular nuestra mente y creatividad durante todo el año
- Recuerdos de las vacaciones: aunque hayan terminado, las vacaciones no deben archivarse ni olvidarse. Saborear sus recuerdos, por ejemplo mirando las fotos que hemos hecho, mantendrá vivas las sensaciones agradables y nos hará sentirnos lejos de la rutina diaria.
- Emociones: el final de las vacaciones puede ser vivido por algunos como un trauma y provocar una crisis. Sin embargo, muy a menudo es precisamente la lucha continua que muchos de nosotros experimentamos con nuestras emociones lo que hace que el regreso sea aún más difícil. Reconectar con nosotros mismos, aceptar nuestros sentimientos y cuidar nuestro interior son pasos fundamentales para recuperar un buen equilibrio emocional y volver a la rutina con más serenidad
- Bienestar psicológico: la vuelta de vacaciones puede traer consigo ansiedad, estrés e incluso depresión. Si nos sentimos abrumados por sentimientos de responsabilidad, tristeza, ansiedad o insatisfacción, puede merecer la pena hablar con un profesional. Cuidar la salud mental es esencial para lograr un bienestar general óptimo, no solo tras la vuelta de vacaciones sino durante todo el año.
Volver al trabajo sin miedo: cómo vivir con más serenidad la vuelta al trabajo
Aunque nos encante nuestro trabajo, la transición de la desconexión vacacional a los compromisos y responsabilidades profesionales puede ser una fuente de gran estrés y poner a prueba nuestro equilibrio mental y físico. Incluso antes de empezar de nuevo, puede aparecer un profundo sentimiento de ansiedad anticipatoria: los pensamientos y preocupaciones sobre la carga de trabajo que nos espera a la vuelta pueden empezar a abrirse paso en nuestra mente ya en los últimos días de las vacaciones, minando así nuestra despreocupación.
¿Cómo afrontar, entonces, la vuelta al trabajo sin experimentar un estrés excesivo?
“Para algunos, reanudar los compromisos y responsabilidades que implica el trabajo tras un periodo de desconexión puede tener un impacto muy fuerte, con importantes efectos sobre el cuerpo y la mente. Por ello, para vivir la vuelta al trabajo de la mejor manera posible, es importante concederse unos días de asentamiento, retomando las actividades laborales de forma gradual y dando prioridad a las tareas menos exigentes o más agradables, para continuar después con las más complejas o menos placenteras. También es aconsejable hacer pausas más frecuentes y prolongadas, para poder readaptarse poco a poco al ritmo de trabajo. Por último, es importante no sobrecargarse de tareas desde el primer día y tener siempre presente que una acumulación prolongada puede cronificar el estrés laboral y desembocar en el síndrome de burnout», comenta Silvia Dal Ben.
«Por último, no hay que olvidar el impacto positivo que puede tener en la vida la vuelta a la vida cotidiana tras las vacaciones de verano. Para muchos, septiembre marca un punto de inflexión entre la primera y la segunda mitad del año y, al igual que con la llegada del año nuevo, puede ser un buen momento para reflexionar sobre la propia vida y hacer planes para los meses venideros, convirtiendo así el final de algo bueno en el comienzo de algo nuevo. La vuelta de las vacaciones también es un momento ideal para revisar las propias prioridades, fijar nuevos objetivos y buscar un mayor equilibrio entre las esferas personal y laboral. La energía recuperada durante las vacaciones puede, de hecho, darnos el impulso y la motivación para afrontar nuevos retos o para emprender un camino de crecimiento con el fin de mejorar nuestra vida privada o profesional. Por supuesto, lo nuevo puede asustar: por eso recurrir al apoyo de un experto puede ayudarnos a comprender qué nos impulsa a querer un cambio e intentar abordarlo de la mejor manera posible. Con Unobravo es posible iniciar cursos psicológicos online con terapeutas especializados en crecimiento personal, empoderamiento personal, gestión del estrés y la ansiedad, dificultades en el ámbito laboral, mejora de la conciencia y la autoestima, y mucho más. La terapia psicológica es un excelente aliado y puede contribuir significativamente a nuestro crecimiento individual y a mejorar nuestro bienestar mental, físico y emocional, aportando considerables beneficios a todos los aspectos de nuestra vida», concluye Dal Ben, Psicoterapeuta y Directora Clínica del servicio de psicología online de Unobravo.
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