El verano puede suscitar cambios emocionales positivos y significativos en las personas: la mayor exposición a la luz incrementa los niveles de serotonina, mejorando el estado de ánimo y reduciendo los síntomas de depresión estacional. Además, las actividades al aire libre y el ejercicio físico, habituales en esta temporada, liberan endorfinas que reducen el estrés y la ansiedad.
Al mismo tiempo las altas expectativas respecto al buen tiempo y pueden generar estrés y ansiedad. De hecho existe bastante presión social y cultural para que el verano sea una época de diversión y relajación. Esto, junto con las imágenes idealizadas en redes sociales, puede crear expectativas poco realistas y generar sentimientos de insuficiencia y ansiedad.
Trastorno afectivo estacional
Como ya hemos comentado, el verano puede proporcionar una sensación de libertad y descanso, y ofrecer más oportunidades para la socialización – lo que mejora el bienestar emocional al aumentar la sensación de apoyo social. Pero el cambio de rutinas, aunque sean o nos parezcan más relajantes, también puede generar irritabilidad, insomnio, pérdida de apetito o sensación de estar abrumado. ¡También para los que prefieren la estructura y rutina del trabajo o la escuela!
El llamado Trastorno Afectivo Estacional (TAE) generalmente se asocia con el invierno, pero también puede ocurrir en verano. Y aunque efectivamente es menos común, es importante reconocer que puede afectar en modo negativo y significativamente a algunas personas.
Los síntomas del TAE de verano incluyen irritabilidad, insomnio, pérdida de apetito y sensación de estar abrumado.
Otro factor que puede incrementar el malestar es la presión social para divertirse y el miedo a perderse algo (FOMO), así como la relación con la imagen corporal, ya que pueden afectar negativamente la autoestima. Además, las largas horas de luz solar y nuestra exposición a ellas puede causar dificultades a las personas con trastorno bipolar, dificultar el sueño o desencadenar episodios maníacos.
Impacto en la salud mental de las mujeres
El impacto negativo del verano en las mujeres es quizás mayor que en hombres, y puede resumirse en dos situaciones diferentes.
Por un lado el cambio de rutina y roles, la falta de tiempo personal y el aumento de las responsabilidades familiares y domésticas adicionales debido a las vacaciones escolares, puede aumentar el estrés y la fatiga.
Y por otro, aunque el aumento de actividades al aire libre y el ejercicio físico son sin duda beneficiosos para el bienestar emocional, y reducen el estrés, la presión social sobre la imagen corporal se intensifica en verano, causando ansiedad y problemas de autoestima.
De hecho, las mujeres se enfrentan a una gran presión para cumplir con ciertos ideales de belleza y apariencia – agravada por los estándares ampliamente visibilizados y viralizados por las redes sociales. Consecuentemente a estas presiones, difícilmente obviables porque se utiliza ropa más ligera y trajes de baño, las mujeres pueden ver afectada negativamente su autoestima y aumentar y acarrear episodios de depresión.
¿Cuáles son los síntomas de que el verano nos está afectando negativamente?
Sentirse irritable, ansioso, tener problemas para dormir, sentirse constantemente cansado o evitar actividades sociales son signos de que el verano está afectando negativamente la salud mental. Reconocer estos síntomas es importante para tomar medidas proactivas y buscar ayuda profesional, con un psicólogo de confianza, si es necesario.
Desde Unobravo nos animan, además, a adoptar hábitos saludables, como la realización de actividades al aire libre como caminar, correr, nadar o andar en bicicleta para mejorar el estado de ánimo al liberar endorfinas. La exposición moderada al sol ayuda a aumentar los niveles de vitamina D y mejorar la calidad del sueño. Además, las actividades sociales y el tiempo en la naturaleza pueden reducir el estrés y mejorar el bienestar emocional.
Es crucial encontrar el equilibrio para aprovechar los beneficios del verano sin sucumbir a sus presiones.
Los consejos de Unobravo para una buena salud mental en verano
1- Mantener una rutina incluso durante el periodo estival: tener hábitos regulares puede infundir una sensación de estabilidad, ayudando a reducir malestares de tipo psicológico.
2 – Evitar las comparaciones sin tratar de cumplir con los ideales sociales de lo que son los cuerpos perfectos.
3 – Establecer expectativas realistas sobre cómo debe ser el propio verano para poder vivir experiencias con mayor satisfacción personal.
4 – Seguir el propio ritmo incluso a la hora de elegir las vacaciones. Es fundamental respetar las preferencias personales, optando por destinos y actividades acordes con las necesidades y deseos reales de cada uno.
5 – Dedicarse tiempo: reservar momentos para uno mismo y sus actividades. Leer un libro, escuchar música, dar un paseo por la naturaleza, así como tomarse momentos para descansar pueden ayudar a reducir el estrés y restablecer el equilibrio interior.
6 – Disfrutar del presente. Incluso bajo la sombrilla de la playa, puede ocurrir que se asomen las preocupaciones relacionadas con las responsabilidades cotidianas y puede impedir disfrutar plenamente. Date permiso para hacerlo.
7 – Desconectar. Aprovechar las vacaciones de verano para limitar el uso de dispositivos digitales puede ser muy beneficioso, ya que permite reducir el estrés asociado a las responsabilidades profesionales, relajarse y recargar las pilas.
Adoptar estos hábitos puede ayudar a aprovechar al máximo el verano, mejorando la salud mental y el bienestar general.
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